martes, 6 de diciembre de 2011

Cómo convivir con empleados “difíciles”.-

Cuando el “difícil” no es el jefe... Cómo evitar el impacto en el equipo de trabajo.-

En todo grupo hay conflictos, eso es inevitable. Pero cuando en los conflictos aparece siempre el mismo protagonista, es probable que nos encontremos con un caso “difícil”. ¿Cómo lidiar con estas personas y evitar que afecten al equipo de trabajo?

Las conductas que vuelven a alguien “difícil” muchas veces nacen no sólo de características personales, sino también de estímulos que se generan en el medio en el que trabaja”. Estas personas tienden a no expresar abiertamente lo que les pasa, por lo tanto, los mensajes que emiten suelen ser poco claros. También tienen cierto grado de resistencia y negatividad que hace que vincularse con ellas no sea fácil.

Las personas difíciles, en general, piensan que ellas no tienen problema alguno, el problema “es de los demás”. Estas personas están en conflicto con el rol o con el contexto en el cual se desempeñan. Aquí, habrá que evaluar el nivel de deterioro del contrato psicológico suscrito con la empresa. Cuando este contrato demuestra contener más fantasías que realidades, probablemente aparezca alguien difícil y ello es así pues se esperan cosas que la empresa no puede aportar.

En general, una persona “difícil” suele ser detectada por sus compañeros de trabajo, ya que su comportamiento modifica el clima interno. Pero, también, la existencia de este tipo de persona puede ser negada por quienes tienen cierto nivel de responsabilidad en la solución pues, aceptar tener un persona difícil puede ser “una carga”.

En muchas ocasiones, una persona se vuelve problemática al atravesar alguna situación de crisis personal o laboral. Este cambio genera desconcierto entre sus compañeros y afecta la dinámica del grupo de trabajo. En consecuencia, muchas personas terminan siendo víctimas de la situación: por un empleado, sufre un grupo que lo está sosteniendo.

En la medida de los posible, lo recomendable es contar con el apoyo de profesionales especializados en temas como comunicación y manejo de conflictos. Pero, fundamentalmente, es necesario y clave, contar con gerentes capacitados para gestionar sus recursos humanos, ya que son los gerentes quienes se quedan cuando el consultor se va.

La construcción de equipos no se logra expulsando a los “difíciles” sino actuando a modo de catalizador para potenciar los talentos individuales alrededor de una visión en común. Por eso, todo proceso formativo que apunte a mejorar la comunicación, se aplica a esta problemática.

La situación cambia si la persona difícil es un jefe. Si es el número uno de la organización, o un jefe inamovible, es muy complicado hacer cambios. En esos casos lo que se ve es una alta rotación de personal y gente que se quiebra emocionalmente. De todas maneras, hay intervenciones que se pueden realizar en forma grupal y paliativa.

En cualquier caso, la solución es fortalecer al individuo, desde ya, siempre que éste quiera y si existe voluntad para rescatarlo. Por otra parte, si el individuo, a pesar de la asistencia que se le dé, no quiere y/o no puede darse cuenta que necesita ayuda, la desvinculación de la empresa es la solución más sana para todos.

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